Septiembre. Vuelta a la realidad, dicen...
Gracioso, ¿no? ¿Acaso fue menos real el Agosto?
Vuelta a los madrugones, vuelta a los vagones atestados de gente con semblante aburrido, vuelta a los atascos y a los cláxones, vuelta al café y el donut mientras hojeamos el periódico en la cafeteria de turno. Vuelta a las tardes lluviosas y grises. Y, por supuesto, vuelta al trabajo.
¿Monotonia? ¿Síndrome post-vacacional?
Me pregunto qué pensarian de este término moderno en la edad media, aunque tal vez no haga falta irse tan atrás en el tiempo. Me pregunto qué deben pensar de esto en ciertos lugares del llamado tercer mundo. Síndrome post-vacacional. Seguro que se troncharian de risa...
¿Es la realidad la que se vuelve tan horrible por el mero hecho de cumplir con una serie de obligaciones que nos den de comer? ¿O somos nosotros los que la cargamos con la culpa para justificar nuestro mermado estado psicológico (a veces incluso físico), incapaces de hacer frente a las dificultades que se nos presentan?
¿Qué pasaria si al despertarnos cada mañana, en lugar de lamentarnos por tener que acudir de nuevo a la oficina, nos alegramos por poder disfrutar de otro dia en esta ínfima región de universo que compartimos y en la que estamos, por el momento, confinados?
Porque aunque ínfima comparada con el universo, es infinita en posibilidades a ojos de un simple ser humano. Y lo que a uno le puede parecer otro dia monótono en su aburrida vida, a otro puede parecerle un novísimo dia lleno de matices, y de sensaciones y experiencias nuevas por aprender.
¿La diferencia entre ambos? La perspectiva. La filosofia.
¿Vale la pena seguir considerando, como muchos hacen, la vida cotidiana como algo insípido y repetitivo?¿Realmente ayuda en algo ese planteamiento?¿Nos va a hacer las cosas más fáciles?
Os diré algo. Me encanta el café por las mañanas. Y amo las tardes grises y lluviosas.