jueves, 14 de mayo de 2009

Lluvia



Impasible, invencible, inagotable...

Caes de nuevo en esta tarde gris, recordándome ante todo que es la naturaleza y no el ser humano quien manda en este mundo. Débil y sutil al principio, poco a poco vas humedeciendo todos los rincones, todos los lugares, mi interior, mis pensamientos... mi aliento...

Vas ganando en fuerza e intensidad. Debo incluso detener mi avance y resguardarme en alguna esquina. Me limito a mirarte. Has cambiado el paisaje de forma drástica en tan poco tiempo que me siento cada vez más insignificante... Quien más podria hacer eso? Crear pequeños riachuelos donde no los habian... arrastrar consigo cualquier impureza que cubriese la superfície del pavimento...

Cuando pensaba que habias llegado a tu punto álgido vuelves a sorprenderme. Arrecias con más fuerza si cabe. El viento se une a tu danza y te da nuevas formas. Cortinas vivientes que se desplazan ante mis atónitos ojos. Incluso en mi improvisado techo logras salpicarme con tu ira, aunque lo haces de forma tan dulce que cuesta creer que sea ira. Tal vez es porque tú no entiendes de sentimientos. Simplemente, existes.

Finalmente desisto. Salgo de mi escondrijo y me uno a tu baile. Y bailando, me conduces a mi destino.

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